Desde que nacemos hasta que morimos, ese tiempo y época que nos identifica lo llamamos vida, y esa vida , junto a nuestras acciones cotidianas, lo denominamos historia. Pues bien, la historia de nuestra vida se cruza con muchas más historias mediante nuestra accion, nuestras obras, bien con nuestros padres, con nuestra familia y amigos, con la gente que contactamos y conocemos, etc., pero también se une nuestra historia con otras historias pasadas a través del recuerdo y la accion (contada, leida o recordada) de otras historias existentes o pasadas, o que se cruzaran con otras historias y vidas futuras.
Mi vida se une con la de mi hermano en cuanto compartimos tiempo y espacio y, además, accion, que son nuestras obras. Y mi vida se une con la de Goethe, por ejemplo, cuando leo su obra (su accion), y mi accion intenta tomar su accion imitandolo o emulandolo, o simplemente pensando en él por lo que lo convierto en contemporáneo de mi vdia.
La vida de mi hermano terminó, la mía sigue, pero nuestras historias siguen cruzandose, y mi acción está empapada de su historia, por lo tanto él tambien sigue su historia en mi vida, existiendo en mi recuerdo pero tambien en mi acción. La muerte no hace sino poner fin a las vidas para dejarlas almacenadas en historias, que no por ello van a dejar de entrecruzarse, ya que son historias personales, tribales, nacionales o universales, que se cruzan en el tiempo y en el espacio para convertirse en acciones nuevas, en vidas nuevas de historias nuevas.
Queremos eternizarnos dejando memoria nuestra, y lo conseguimos si las otras historias recuerdan la nuestra, pero si caemos en el olvido y nadie cruza por nuestra historia, perdemos la accion que esa otra historia hubiese podido mantener activa al captarla.
Unos a otros nos alargamos las acciones a través del tiempo y el espacio, continuamos una historia que nos va englobando y uniendo, y de la que todos aprendemos y referenciamos enriqueciendola y aumentandola. Y es que la vida de los que nos suceden, al mismo tiempo que generan su historia pueden mantener la nuestra, y su accion puede también mantener y perdurar la de todos los que les precedieron.
Mi vida se une con la de mi hermano en cuanto compartimos tiempo y espacio y, además, accion, que son nuestras obras. Y mi vida se une con la de Goethe, por ejemplo, cuando leo su obra (su accion), y mi accion intenta tomar su accion imitandolo o emulandolo, o simplemente pensando en él por lo que lo convierto en contemporáneo de mi vdia.
La vida de mi hermano terminó, la mía sigue, pero nuestras historias siguen cruzandose, y mi acción está empapada de su historia, por lo tanto él tambien sigue su historia en mi vida, existiendo en mi recuerdo pero tambien en mi acción. La muerte no hace sino poner fin a las vidas para dejarlas almacenadas en historias, que no por ello van a dejar de entrecruzarse, ya que son historias personales, tribales, nacionales o universales, que se cruzan en el tiempo y en el espacio para convertirse en acciones nuevas, en vidas nuevas de historias nuevas.
Queremos eternizarnos dejando memoria nuestra, y lo conseguimos si las otras historias recuerdan la nuestra, pero si caemos en el olvido y nadie cruza por nuestra historia, perdemos la accion que esa otra historia hubiese podido mantener activa al captarla.
Unos a otros nos alargamos las acciones a través del tiempo y el espacio, continuamos una historia que nos va englobando y uniendo, y de la que todos aprendemos y referenciamos enriqueciendola y aumentandola. Y es que la vida de los que nos suceden, al mismo tiempo que generan su historia pueden mantener la nuestra, y su accion puede también mantener y perdurar la de todos los que les precedieron.
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