Cuando yo deje de vivir y mi cuerpo se muera, no será sino agradeciendo el haber podido conocer La Tierra. Lo haré satisfecho de apreciar la belleza de la Tierra, su orografia, los fenomenos atmosféricos y su capacidad natural. Lo haré complacido por conocer los animales que la han poblado y que de alguna manera han llegado a mi conocimiento, antiguos y contemporáneos, salvajes o domesticos. Lo haré satisfecho de haber visto la vegetacion y la flora que cubre la corteza terrestre, plantas comestibles, curativas, venenosas o exuberantes de belleza natural. Lo haré agradeciendo a la Madre Naturaleza los recursos que ha sabido originar evolucionando desde apenas componentes quimicos. Lo haré respetuoso, maravillado e infinitamente agradecido por conocer al hombre, al ser humano que con su inteligencia ha conseguido sobrevivir a muchas otras especies, el hombre que, bueno o malo, ha sido de mi misma especie y con el que he construido mi vida, mi entorno y mi sobrevivencia. No me cansaré de agradecer el haber vivido aunque solo sean unos años, y el haber sido participe en la existencia del Universo, el cual ha envuelto mi ser y mi vida. Nunca renegaré de haber existido, nunca renunciaré de mi nacimiento ni de mis progenitores ni de mi clan familiar, así como tampoco de mi entorno social, educativo y profesional. Mi existencia está ligada a mi tierra, a mi educacion y a mi realizacion. Mi familia será lo que he creado, y mi vida ha sido el fruto de mis actos.
Si existe bondad hay perdon por las cosas mal hechas, y si existe comprension es que hay entendimiento, inteligencia, adaptacion y evolucion. Gracias, pues, a la Madre Naturaleza y a la Madre Tierra por haberme engendrado, por haberme dado vida y por haberla conocido. Gracias a los que han participado en esa evolucion y han dado a conocer la vida a muchos otros más.
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